19 de junio de 2015

Hola, Benjamín:

Hace casi un año ya, el 26 de junio, me enviaste tu primera carta, y ahora, mientras esperamos reunir todas las que nos escribimos, empiezo un nueva tanda en la que deseo que nos contemos muchas cosas y muchos éxitos.

Eye
Foto al azar de Dee Ashley

En aquella primera carta hablabas del Certamen Literario de Antequera, el María Carreira, en el que quedé finalista y al que precisamente asistiré mañana con Encarni y espero que acompañado de unos amigos. La intención no es recoger ningún premio. Envié dos relatos, pero no he recibido correo en el que se me indique que he sido ganador o finalista. Así que voy para acompañar a la Asociación Alas de Papel en este su tercer premio y felicitar a los ganadores. Como la asociación, yo también considero que una ciudad está viva en la medida en que lo está la cultura que se desarrolla en ella, así que les apoyaré con mi microscópica presencia. (EDITO: He vuelto a quedar finalista. Ya es la tercera vez consecutiva. A ver si a la cuarta… 😛 ).

Tengo muchos otros concursos pendientes, pero tampoco le pongo muchas esperanzas al hecho de ganar o no, la verdad. Antes, hace un año, me sentía más ilusionado. Después de un buen puñado que se han quedado en nada, me los tomo como una motivación adicional, como la excusa para imponerme algunos retos y como un objetivo para darle algo de sentido a escribir durante cinco horas diarias como poco mientras sale o no sale algún trabajo remunerado. Por cierto que esto último es algo que no ha cambiado en este año: sigo en paro, sí, y en unos meses haré dos años. Tampoco puedo decir que haya recibido muchas llamadas a raíz de las decenas de currículos que he enviado. Pero no hay que desesperar. Confío en que las cosas saldrán bien. Soy una persona optimista.

No hablaré de tu año, porque creo que debo dejarte eso a ti, pero te diré que me parece que has caminado bastante. Sin ir más lejos ya tienes tu segunda novela en la calle, más eventos, entrevistas y Sant Jordis a tus espaldas, y pronto comenzarás a escribir tu tercer libro. Espero también con muchas ganas el proyecto de la novela gráfica de Memorias de Lázaro Hunter del que acabo de ver algunas nuevas ilustraciones, que me parecen magníficas. Y más cosas, ¿verdad? Ya iremos hablando.

Decías que la vida del escritor independiente era jodida en aquella primera carta. En este año me he dado cuenta más que nunca, y también de que estoy muy preparado para estar jodido. Quiero decir que, si en algún momento me he sentido cansado y algo desmotivado, las ganas por seguir escribiendo intentando mejorar y sacar todo el material posible de mis dedos, ha terminado venciendo a la incipiente desesperación. En el último mes he podido escribir diez relatos cortos y he acumulado más de una docena a los que espero poner punto y final. Ya llevo escritas más de sesenta historias que algún día recopilaré. Además, he apuntado un buen número de ideas. Si antes me conformaba con escribir alrededor de 1500 palabras (y ya lo consideraba un logro), ahora consigo despegarme del ordenador a eso de las 19 con unas 3000. Hay días que comienzo por la mañana temprano un relato y lo termino por la tarde. Lo normal es que lo complete en tres días, pero todo esto ya es mucho para mí teniendo en cuenta que cuando comenzamos estas cartas con mucho esfuerzo finalizaba alguna historia tras tres o cuatro semanas de terco empeño. Significa que estoy afinando más, y aunque los últimos relatos no son del todo lo que quiero escribir, sí se acercan bastante a mi último propósito.

Y esto ha ocurrido este año y se ha acelerado en los últimos meses. Hace dos, comencé a darme cuenta de que, mientras escribía, necesitaba leer sólo a autores que me motivaran, aquellos con los que me sentía más cómodo, aquellos que deseaba imitar. Cuando escribo los tengo en mi cabeza, aunque espero que algún día se hagan notar de una forma mucho más clara después de haber pasado por el filtro de mi propio estilo. Tiempo al tiempo. No hay prisa. Sigo buscando autores, pero ya sé aquellos que pueden ayudarme más. Me voy a perder mucha buena literatura, lo sé, pero hasta que no complete mi proceso de aprendizaje me parece que voy a tener que dejarlos abandonados. No me echarán en falta. No leo para entretenerme, sino para aprender, y esto es algo que, por ahora, tengo que asumir por completo porque soy incapaz de hacer otra cosa.

Fish in a Glass
Foto al azar de Anthony Jauneaud

Sigo leyendo teoría literaria y acumulo una lista de cuarenta libros. En este año he podido terminar o empezar algunos muy interesantes y tal vez en alguna de nuestras cartas salgan a relucir. Todavía tengo que asimilar muchos conceptos, hacerlos míos del todo, que esas cosas que leo se terminen arraigando en mi subconsciente y entren en acción cuando menos me lo espere, que automatice algunas cosas que todavía hago a fuerza de estrujarme el seso. La escritura debe fluir, pero cuantas más herramientas hayamos aprendido y asimilado, mucho más rico será lo que resulte. Es mi opinión, claro. Son pequeños saltos que uno va notando y ojalá pudieran ser más rápidos, pero necesitan de su tiempo. Pienso releer algunos libros cuyos conceptos estoy seguro dejé escapar y, como te digo, amenazo con hablar de ellos en más de una ocasión.

Como dijiste en esa primera carta de hace casi un año, hay que seguir, sin desmoralizarse, confiando en lo que uno hace pero, sobre todo, en lo que uno puede llegar a hacer. La bibliografía de nuestros más admirados autores están llenos de éxitos, pero sus biografías están cargadas de fracasos. Yo me aferro a lo que siento que puedo hacer (y anhelo que pueda ser capaz de hacer) para seguir escribiendo. Mis fracasos serán algún día la base más sólida de mis éxitos. Repito: eso espero. Soy incapaz de decirte ahora mismo si todo este esfuerzo me permitirá ser alguien en el mundo literario. Pero, de cualquier forma, estoy disfrutándolo mucho, y ese virtual –y dudoso– éxito tampoco me preocupa tanto.

La verdad es que, siendo realista, espero encontrar algún trabajito que me dé tiempo libre para seguir escribiendo de una forma más relajada. De hecho, es lo que la mayoría de escritores hicieron hasta que, un impensado día, les llegó de repente el momento de convertirse en lo que son o lo que fueron.

Seguimos estando, por lo menos yo lo siento así, al principio del camino. Las metas que uno se impone son consecuentes con el esfuerzo y el sacrificio que uno ha de hacer. Cualquier otro escritor estaría enormemente satisfecho con lo que tú has logrado, Benjamín, pero quieres llegar más lejos, ganarte la vida escribiendo, y esa meta es tan alta que necesitará de tiempo, paciencia, fracasos y mucho, pero que mucho empeño. Ya te dije una vez que tienes suerte de tener el apoyo de tu familia (indispensable para mí) y, además, un pequeño trabajo que te procura ingresos. Así que no vas mal encaminado. Y aun así habrá tantos días en que sigas dudando de todo…

Laberinto
Imagen de Gwendal Uguen

Me preguntabas en aquella carta de hace casi un año qué era lo más sensato, si perseguir nuestros sueños o desistir y vivir una vida cómoda (hoy día hasta esto es complicado) dedicándose a la escritura como un mero y satisfactorio pasatiempo. Ahora, después de tanto encabezonado en escribir, puedo responder con perspectiva, aun teniendo la certeza de que mi camino en esto todavía no está ni a la mitad. Y la respuesta depende de la importancia que le demos al objetivo. Si del éxito final depende nuestro esfuerzo y este no se cumple, probablemente la respuesta sea “no” porque sentiremos que hemos perdido el tiempo, que hemos fracasado. Si estamos absolutamente seguros de que, lleguemos o no lleguemos, todas esas miles de horas dedicadas habrán servido para enriquecernos en lo espiritual, para formarnos como personas, para descubrirnos y sentirnos plenos, entonces estoy seguro de que la respuesta es “sí”, porque ese logro económico será efectivamente algo muy secundario y, de no llegar a vivir nunca de esto, no nos sentiremos nunca defraudados.

Seguiremos hablando de muchas cosas y espero que tengamos muy buenas noticias que darnos. Seguimos.

¡Un abrazo!

P.D.: Esta carta no ha sido revisada todavía por Encarni, así que si hay alguna errata superchunga o alguna incongruencia muy loca, es por culpa de ella. 😀

8 respuestas a “19 de junio de 2015

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  1. ¡Qué grata sorpresa! Me has pillado desprevenido, no esperaba tu carta tan pronto, pero me alegro de que la hayas «mandado».
    Aquella primera carta nació fruto de la necesidad de desahogarme, de expresar por escrito mis inquietudes y dudas respecto a esta aventura. Un año después sigo teniendo dudas, pero muchas menos. Puedo afirmar con total seguridad que he elegido el camino que quería y, aunque al principio (totalmente de acuerdo contigo) de él, sé que va a ser largo y que lo voy a disfrutar. Lo estoy disfrutando, de hecho.
    Hemos hablado muchas veces sobre la importancia de los objetivos que uno se plantee. Tú lo vuelves a hacer hoy. Pero es que es básico: si te metes a escribir para hacerte rico, ya has fracasado; en cambio, si lo haces porque sientes que es lo que necesitas, con el objetivo de disfrutar del proceso, del camino emprendido, va a ser muy difícil que abandones.
    Yo creo que he llegado a un punto de serenidad mental que me ayuda muchísimo a seguir «encabezonado» en que la literatura es mi camino. No tengo prisa alguna, y eso es magnífico, porque aunque a todos nos encantaría vender miles de libros, poder escribir sin la presión de las ventas libera muchísimo.
    Por supuesto, en mi cabeza está el llegar a vender muchos libros, pero la conclusión irrebatible a la que he llegado es que mientras más obra (a ser posible de calidad) acumule uno, más probabilidades habrá de dar la campanada. Quizás es que sigo siendo más ingenuo de lo recomendable, pero estoy convencido de que algún día llegaré a vivir de la escritura.
    Hace tres años que asumí el reto, entonces con un desconocimiento absoluto de este mundo, y te puedo decir que hoy lo tengo mucho más claro que en aquel momento.
    Soy plenamente consciente de que es dificilísimo no sólo vender libros sino lograr que te lean, pero también sé que ser consecuente y honesto, y el trabajar con pasión y confianza, son ingredientes que, bien combinados, acaban abriendo puertas que uno no es que soñara, sino que ni siquiera sabía que existían.
    Tú estás escribiendo muchísimo, has elegido un camino, una forma de trabajar, que es con la que más cómodo te sientes, y eso es muy bueno. Lo sería más, desde luego, con ese trabajillo remunerado que te diera la tranquilidad para seguir adelante sin presión. A ver si acaba saliendo.
    Bueno, prometo responderte pronto. Ahora me voy a comer.
    ¡Un abrazo!

    1. El viernes terminé de corregir unos relatos y me dije: «Ahora es el momento». Ahora voy de vuelta al asiento hasta que el calor me lo impida (y aun así tendré que buscar la manera de aprovechar el verano como sea). Estaría bien que con los años estas cartas continuaran y nos podamos decir cosas como: «Bueno, acaban de informarme que la séptima edición de mi libro va viento en popa (250.000 ejemplares vendidos ya) y la adaptación al cine, a pesar de los problemas con Brad y Scorsese, saldrá adelante». 😛 No, en serio, siendo los mismos que hace un año o hace tres, es verdad que de todo se aprende y uno va mejorando. La verdad, tirarse a la piscina de cabeza muchas veces me parece la mejor forma de avanzar, y yo soy temeroso de hacerlo en esto de escribir cuando lo he hecho en tantas otras cosas y nunca me he arrepentido. El carácter hace mucho para terminar alcanzando antes o después lo que uno desea. Otra cosa muy importante es lo que dices: «he llegado a un punto de serenidad mental que me ayuda muchísimo a seguir encabezonado en que la literatura es mi camino». Teniendo un trabajito, olvídate de todo lo demás. Escribe, disfruta y punto. Nos seguimos leyendo y escribiendo. ¡Un abrazo!

  2. Reblogueó esto en la recachay comentado:
    El amigo Toni Cifuentes ha reemprendido por sorpresa la «segunda temporada» de nuestra correspondencia literaria. Yo, encantado de que lo haya hecho, porque estas reflexiones sobre la manera como afrontamos el proceso creativo y el camino por el mundo editorial son muy enriquecedoras. Os dejo con su reflexión.

    1. Sí, el tiempo a veces pasa demasiado rápido, aunque dicen que cuando eso ocurre es porque las cosas van bien. O a lo mejor era al contrario. De todas formas, a mí me parece que este año se me ha pasado muy rápido y está claro que lo importante es seguir y no desesperar, ¿verdad? Muchas gracias por pasarte, Gaviota. ¡Un abrazo!

  3. ¡Un año ya!
    Parece mentira, pero es cierto. Es curiosa la forma en la que llegué a vosotros dos, a vuestras cartas, a vuestros escritos y, después, a las novelas de Benjamín.
    Primero conocí el blog de Toni por ser uno de los finalistas del Premio Luis Adaro con el relato, El gato. Eso me llevó a seguirte, a descubrir a Benjamín, y disfrutar con la lectura de vuestras cartas, incluso me atrevía a comentar alguna de ellas.
    Comparto el texto de esta carta, Toni, donde expones muy bien el punto al que has llegado, y la senda que quieres seguir en tu vida.
    No cabe la menor duda, al menos para mí (y seguro que también para el resto de compañeros que te siguen) de tu pasión por lo que haces, escribir, y que ello te llevará a buen puerto.
    No puedo dejar de resaltar tu párrafo: Sigo leyendo teoría literaria y acumulo una lista de cuarenta libros. En este año he podido terminar o empezar algunos muy interesantes y tal vez en alguna de nuestras cartas salgan a relucir. Todavía tengo que asimilar muchos conceptos, hacerlos míos del todo, que esas cosas que leo se terminen arraigando en mi subconsciente y entren en acción cuando menos me lo espere, que automatice algunas cosas que todavía hago a fuerza de estrujarme el seso. La escritura debe fluir, pero cuantas más herramientas hayamos aprendido y asimilado, mucho más rico será lo que resulte. Es mi opinión, claro. Son pequeños saltos que uno va notando y ojalá pudieran ser más rápidos, pero necesitan de su tiempo. Pienso releer algunos libros cuyos conceptos estoy seguro dejé escapar y, como te digo, amenazo con hablar de ellos en más de una ocasión.
    Como bien dices, el camino es largo, más quien decide continuar aprendiendo, a la vez que escribe con tesón, paciencia, organización y pasión, logra llegar a la meta buscada.

    Benjamín, en tu respuesta comentas: «he llegado a un punto de serenidad mental que me ayuda muchísimo a seguir encabezonado en que la literatura es mi camino», sin embargo si me lo permites, yo discrepo de la palabra que utilizas, encabezonado, para decir más bien que has encontrado tu sitio, lo que te gusta y te llena, y no dejarás de hacerlo, al igual que Toni, porque es vuestra pasión, sin escribir os faltaría una parte importante de vuestra existencia.
    Por supuesto, en mi cabeza está el llegar a vender muchos libros, pero la conclusión irrebatible a la que he llegado es que mientras más obra (a ser posible de calidad) acumule uno, más probabilidades habrá de dar la campanada. Quizás es que sigo siendo más ingenuo de lo recomendable, pero estoy convencido de que algún día llegaré a vivir de la escritura.
    Aunque a medio plazo parezca que vuestros objetivos son dispares, no lo son, simplemente los caminos elegidos para llegar a ello y, como ha comentado Toni en su respuesta, llegará el día en el que hablareis (y los demás os seguiremos con anhelo y un toquecito de envidia, para que negarlo) de los ejemplares vendidos, de las ediciones que lleváis y de los proyectos de cine o televisión de vuestras novelas. No tengo ninguna duda sobre ello y, aunque me repita de nuevo, ese día llegará más pronto de lo que imaginéis ambos.
    Pero mientras se cumplen los vaticinios (los amigos me llaman “bruji”, igual tienen algo de razón) no dejéis de escribir, de cartearos para deleite de quienes os seguimos y, sobre todo, de disfrutar persiguiendo vuestro sueño.
    Es un honor conoceros, aunque solo sea virtualmente.
    Un abrazo para ambos,
    Covi

    1. Muchas gracias, Covi. Ojalá seas tan «bruji» como te dicen los amigos, de verdad. Es muy buena la ayuda que brindáis desde la AEN y es una lástima que no haya podido implicarme más. La distancia también ha impedido participar en alguno de vuestros eventos y con otros no pude comprometerme como deseaba.

      Este es un camino complicado, pero a uno nadie le empuja a seguirlo: es casi como una obligación. Aunque, a veces, cuando miró atrás y medito sobre todo el esfuerzo y tiempo invertido me dé un poco de miedo pensar que pueda no llegar a nada, no hay duda de que esto de escribir es una de las cosas con las que más estoy disfrutando en esta vida. Es algo necesario para mí, pero lo es también para otras muchas personas que no terminan alcanzando sus metas. Por eso es tan importante disfrutar mientras uno escribe y aprende a ser mejor. Pero, como te digo, ojalá tus intuiciones sean ciertas. Yo voy a acordarme de todas y cada una de aquellas y aquellos que estuvieron apoyándome y dándome ánimos en la medidas de sus posibilidades.

      Por cierto, ser finalista del Luis Adaro es por ahora lo mejor que tengo en mi humilde currículo de escritor además de ese tercer premio que me concedieron hace unos años. 😉 A seguir. Me encantará leer nuevos comentarios tuyos en estas cartas, siempre que te sea posible. Otro abrazo de vuelta.

    2. Te compro todo lo que dices, Covi. Como te ha respondido Toni, ojalá seas muy «bruji». ¡Jajaja! Bromas aparte, la verdad es que cuando uno encuentra esa serenidad de la que hablo todo se disfruta mucho más y el camino se ve más despejado. Y si llegan empujones como el que nos das aquí, y esas invitaciones a la radio, pues el camino se convierte casi en autopista. 😉
      Muchísimas gracias, Covi, por el aliento y el apoyo constante.
      Por cierto, yo este año he enviado un relato al Luis Adaro. A ver si supero a Toni. ¡Jajaja!
      ¡Abrazos!

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