lunes, 5 de octubre de 2015

Nuestro presi

¡Hola, Benja!

Hablamos mucho de tu novela mientras la leía por primera vez. Fue un intercambio intenso y muy interesante. Ahora que la he vuelto a leer, intentando resumir y darte mi opinión, me acuerdo de muchas cosas que, como es normal, volvería a decirte. Pero esta vez no puedo más que resaltar todo lo bueno de tu novela y repetirte que tienes la habilidad de hacer sentir al lector que estás muy cerca de él, que parece que susurras las palabras que lee y que has escrito con tanta pasión. Todos esos personajes a los que das voz y forma con tanto mimo, como si cada uno de ellos se tratara de un nuevo personaje principal, conforma esa novela coral que es ‘Con la vida a cuestas‘, donde el carácter optimista es predominante, donde lo malo puede superarse (o por lo menos ser menos doloroso) porque en el camino siempre hay buenas personas dispuestas a hablar, comprender y ayudar. Me gusta ese tono. La importancia no es tanto la historia, sino los personajes y los paisajes que les rodean. Aunque hay momentos en que la trama se complica y la novela sufre una transformación inesperada, sigue siendo un libro que se me antoja como un pedazo de vida, una especie de fotografía de unas personas normales que se encuentran con personas igual de normales aunque con una fuerte voluntad de vivir de la mejor forma posible y que no dudan en tender una mano amiga. La novela se nutre de esas pequeñas historias que bien podrían haberse contado como pequeños cuentos en un universo común (aunque, de hecho, es lo que sucede). La mayor parte influyen en los dos protagonistas (Alberto y Lorena), aunque a veces sean pequeños cambios. Pero, sobre todo, esos encuentros permiten describir a tus personajes con una mayor profundidad.

Yo, ya te lo dije, me conformé mi propia historia mental desde el principio y me aferré a la idea de que el viaje de Alberto sería el viaje de un encuentro, además de una superación. Al final, (spoiler) La Cueta se convierte en ese paraíso donde, ¿quién sabe?, después de tantas vivencias por separado podrá surgir algo, al fin.

Es cierto que hay cosas que cambiaría, pero ¿quién sabe si determinados elementos que pones en práctica puedan llegar a convertirse en los puntos fuertes de tu estilo? Y el progreso de un escritor creo que reside precisamente en descubrirse, conocerse uno mismo y ser valiente a la hora de plasmarlo en un papel.

Utilizar la tercera persona con visión múltiple, como has hecho en esta novela, es complicado. El narrador puede adentrarse en los pensamientos de dos o más personajes y además observar la acción desde múltiples puntos de vista. Esto hace difícil mantener el interés en la historia porque continuamente hay saltos, pero al mismo tiempo permite describir la personalidad de nuestros personajes de una manera más profunda. El reto está en realizarlo de forma sutil para que resulte un todo homogéneo. Tú, además, estableciste dos tramas paralelas principales, esas dos vidas que, además, confluyen con otras a las que también le fuiste dando un peso muy importante y de las que surgen también otras historias. Quizá, haber potenciado la visión de estos dos personajes o, incluso, haberla centrado solamente en Alberto hubiera dado más intensidad a la novela. En muchos momentos te leí acompañado de Fante y su ‘Pregúntale al polvo’. Es maravilloso como Fante se mueve en la primera persona con este personaje que es un joven pretendiente a escritor alejado de casa, y cómo las pequeñas historias autoconclusivas del principio de la novela –que nos ayudan a conocer su día a día y a empatizar con él– se convierten en una historia de amor y desamor compleja y muy rica en matices. Te la recomiendo mucho porque Fante es admirable a la hora de afrontar un solo personaje, exprimirlo y no soltarlo en ningún momento.

Creo que me he convertido en un lector (y un escritor) radical. Quizá es que lo he sido siempre, lo cual explicaría por qué he empezado y dejado (y sigo dejando) tantos libros. Pero creo que cada vez lo soy más. Busco a autores que escriban como yo quiero escribir. Eso hace que, entre otras cosas, mis «consejos» sean contraproducentes. Y hablamos tanto y tanto en nuestros correos mientras te leía convertido en uno de tus lectores «cobaya» que ya poco puedo decirte.

Creo que la historia gana en ritmo gracias a esa decisión de situar al final el perfil más completo de los personajes secundarios. Yo, ya lo imaginas, hubiera metido un poco más de tijera, acelerando las escenas (aunque es cierto que tienes capítulos muy cortos), centrándome más en la acción y en los diálogos. No hubiera perdido de vista a Alberto y Lorena y hubiera creado algún tipo de trama que los fuera acercando de forma dramática con María como elemento decisivo. Pero eso es lo que yo hubiera hecho y esta novela no es mi novela si no la tuya, claro. Con que solo me queda, una vez más, felicitarte por el trabajo y darte mi enhorabuena. Cada novela que escribes te hace más y mejor escritor. Seguro que todos querríamos que cada cosa que saliera de nuestros dedos fuera un éxito, que se vendiera muchísimo. Ya sabemos que eso es muy complicado. Es una cuestión de empeño, autocrítica, capacidad de mejora y, por supuesto, de suerte. Tengo muchas ganas de leer tu próximo trabajo. 🙂

Ahora estoy enganchado a Bukowski, del que tengo el empeño de leerme todos sus libros traducidos al castellano. ‘Se busca una mujer’, ‘Música de cañerías’, y su primera novela, ‘Cartero’, biográfica (como casi todo lo que Bukowski escribió), ya han pasado por mis manos. Sus relatos, con alguna excepción, son retazos de la vida, de la suya propia, de perdedores, borrachos y prostitutas, que se sientan en la barra de un bar, en un pequeño piso o pasean por la calle, y beben, hacen caca y se meten mano, y hablan del mundo que les rodea. De Bukowski me gusta ese ritmo alto, casi enloquecido, sus magistrales diálogos, lo bien que conoce a sus personajes y lo bien que los muestra con apenas unas pinceladas descriptivas, su reflexión sobre la naturaleza humana, sus toques de verdadera poesía. En la mayoría de sus historias el final poco importa, como el mundo que gira y gira y, por preciosas que sean cada una de las puesta de sol, la gente sigue muriéndose.

Bokowski tiene elementos clave con otros autores que me gustan, aunque creo que su estilo se acerca al modo en que me gustaría terminar escribiendo. Por supuesto, yo trato temas distintos y ahí está mi personalidad, mi modo de ver la vida, y todo eso. Trabajo con nuevos relatos donde quiero introducir algo de fantasía, ciencia-ficción, elementos extraños naturalizados por los personajes. Espero conseguir un conjunto interesante antes de finales de año. Como digo, Bukoswki sería un autor al que me gustaría parecerme en lo artístico, al igual que me gustaría parecerme a Vonnegut, Carver, Fante, Cheever y un buen puñado más con los que he encontrado elementos comunes que me dan pistas de hacia dónde quiero ir. He encontrado en el minimalismo literario mi lugar de confort y de aprendizaje. 🙂

¿Y tú? Lo has dicho alguna vez, pero me gustaría indagar más. Si no te da pereza, ¿a qué autor te gustaría parecerte y por qué? Si hay más autores con los que te sientes agusto al leerlos, me gustaría saber qué elementos hay comunes en ellos que sean próximos a tu propia forma de escribir. Pienso que aquí está el veradero camino a seguir de todo escritor. Lo peor es pensar que estamos ante un abismo y debemos construír nuestro propio puente para pasar. Es imposible. Tal vez parece que estoy hablando de imitación, pero no se trata de esto, si no de encontrar a nuestros maestros y tenderles la mano.

Desde mi última carta han ocurrido muchas cosas y en la que tú me escribiste hablabas sobre ello. Catalunya sigue estando en el mismo lugar, ¿no? Ya poco se habla de lo que pasa en las cadenas nacionales, al igual que poco se ha hablado de las elecciones portuguesas… Una encuesta reciente, para mi horror, indica que el PP sería otra vez la fuerza más votada en España, aunque ahora con no más de un 25% de los votos. Es decir, un 25% de la población votante parece estar de acuerdo (o se siente cómplice) con un partido que ha esquilmado las arcas de este país, que con su connivencia y trapicheos deleznables con la banca y las empresas constructoras, de servicios, etc, utilizando para ello a los ayuntamientos como presos intermediarios, se han repartido el botín. Creo que el mensaje no ha quedado claro y muchos siguen pensando que la culpa de esta crisis no fue realmente de nadie. Si acaso, fue de Zapatero. Aznar creo que tiene mucho más que ver en esto y nadie (o muy pocos) le mencionan. Creo que con el tiempo empezara a asomar el entramado real de lo que quisiera llamar LA GRAN MIERDA ESPAÑOLA. No sé si en el futuro nuestros descendientes podrán estudiar LA GRAN MIERDA como es debido en las escuelas. Supongo que será posible cuando se estudie la realidad histórica de gran parte de nuestro bonito S. XX tal y como la vivieron y sufrieron nuestros abuelos y padres, y a lo mejor también ahí encuentran las verdaderas raíces de LA GRAN MIERDA.

De Rajoy poco tengo que decir. Un recopilatorio en vídeo de sus hazañas intelectuales sería más que suficiente para alejar al votante medio. Pero, como ya he dicho, parece que muchas personas le consideran el ser humano idóneo para presidir de nuevo este país. Desde luego es el presidente idóneo para gobernar a quienes le votan. Ojalá pudieran comprarse un país y vivir todos juntos, y que Rajoy les gobernara sólo a ellos. Por eso entiendo muchas veces a los catalanes que quieren mandar a paseo a España. Por eso estoy del lado de esos que votaron a la CUP. Si la CUP se presentara a las nacionales, creo que les votaría.

Y los problemas de casa parecen tonterías, sí (aunque encierren tantos dramas), comparado con lo que está sucediendo en Siria. Ojalá pudiéramos arreglar el mundo en un rato de conversaciones. Por desgracia, de nada sirve.

Lo del Bibliotren fue una experiencia interesante. Llegué a hacerme un guion con algunas respuestas, pero luego todo salió como salió, enrollándome como una persiana como a veces me ocurre cuando empiezo a hablar. Desde luego, Covi sintetizó muy bien lo que pretendíamos con el libro y sus comentarios fueron fabulosos. Me hubiera gustado tenerte al otro lado dando tu punto de vista y rebatiendo mis opiniones, pero no pudo ser.

Ya te dije en los comentarios que en este mundo la queja es algo que tiene poco sentido. Aunque hay un refrán («el que no llora no mama»), yo soy de la opinión de que llorar sólo vale para los bebés. A los demás, a los hombres y mujeres con pelos, nos queda luchar y esforzarnos. Ahora que en mi página personal de Facebook tengo alrededor de mil «amigos» no paro de encontrarme con escritores que se están haciendo un hueco, que tienen libros publicados por pequeñas editoriales, autopublicados en formato electrónico o en papel, en coedición o sin ella, algunos con más o menos éxito, y es asombroso cuántos queremos ser escritores. El porcentaje de los que lleguen a ser algo será pequeño, pero detrás hay muchas ilusiones puestas. No tengo ni idea de por qué. Vivir de escribir no es una tarea idílica. ¿De dónde ha salido eso? Aunque más bien pienso que «dentro de todos hay un libro que lucha por salir». El segundo ya es más complicado. El tercero, un quebradero de cabeza importante.

La facilidad con que uno puede sentarse en una silla y contar una historia es engañosa. Para mí escribir un buen libro es tan complicado como pintar un buen cuadro. Alguna vez he hecho esta comparación. Parece que dibujar es una cosa que todos consideramos difícil, pero para mí no lo es menos que conocer, asimilar y manejar las herramientas para ser un buen escritor. Decir lo contrario (con todos los respetos hacia quien piense lo contrario) considero que es menospreciar la escritura.

No voy a negar que un buen puñado de escritores se han hecho famosos con una primera novela y algunos incluso con una novela con carencias importantes (lo más reciente que ha pasado por mis ojos es «El marciano»), y es esa mercadotecnia y esa literatura equiparable al fast-food, como leí hace poco a David Foster Wallace, lo que nos hace creer que el camino está chupado. Yo no quiero poner piedras en el camino de nadie. En esa lucha estamos y hay tantos factores a tener en cuenta que las apuestas son complicadas. Yo soy un número más, al igual que lo eres tú y que lo son todos ellos. La suerte es, además, un factor importante para alcanzar nuestras metas. Tener unos cuantos miles de seguidores que, con falta de crítica o con ella, ensalzan a determinadas personas movidos por el puro afecto o un oculto interés, también es un factor cada vez más determinante y, en mi opinión, muy triste. Vivimos en la sociedad del amiguismo, a la que hay que añadir del «Me gusta», y esa falta de sensatez, por desgracia, se extiende como un cáncer. Seremos mejores cuando nuestros valores y opiniones se sustenten sobre pilares culturalmente ricos y verdaderamente críticos. Mientras tanto, nos daremos de cabezazos al descubrir que un 25% de españoles (muchos menos, por fortuna, que hace cuatro años) todavía piensa que el PP es la mejor opción para gobernar este país. Estoy seguro de que una cosa tiene mucho que ver con la otra.

Y, bueno, rebasadas las 2200 palabras creo que es el momento de retirarme. Tengo noticias pendientes, sí, pero siempre habrá tiempo de darlas en mi siguiente carta. 😉

¡Un abrazo!

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4 comentarios sobre “lunes, 5 de octubre de 2015

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  1. Cuánta chicha hay aquí, colega. Prometo responderte pronto con el detalle que merece esta carta, porque, además, has sacado un tema que últimamente ha empezado a mosquearme: el de los «palmeros», seguidores sospechosamente entusiastas de determinados autores. Twitter está plagado de escritores que se pasan el día tuiteando y retuiteando los enlaces a Amazon de otros. Es como un bucle: «yo difundo tus libros y tú difundes los míos». Tenía a unos cuantos agregados, pero he empezado a dejar de seguirlos porque el spam me resulta insufrible.
    Muchas gracias por las buenas palabras sobre ‘Con la vida a cuestas’. Sé que habrías cambiado cosas y, de hecho, cambié algunas gracias a tus aportaciones y las del resto de «lectores cobaya». Pero, como dices, es la novela que yo quería escribir, con esos personajes tan definidos y sus historias más o menos extensas y más o menos trascendentes en el camino de Alberto y Lorena.
    Disfruto creando a esos personajes, imaginando sus vidas, sus miedos, sus anhelos, sus manías, y me planteo el reto de que atrapen al lector. La respuesta hasta ahora está siendo muy positiva, aunque imagino que quienes se hayan aburrido no me lo van a decir.
    En la próxima carta te hablaré de los autores a los que me gustaría parecerme. Curiosamente, el sábado lo hice en la presentación de mi novela en Caldes de Montbui.
    También te explicaré que he decidido acabar ‘La cooperante’, la historia por entregas que empecé en ‘Salto al reverso’ y que dejé a medias. Creo que puede servirme de calentamiento para abordar la novela policíaca que quiero escribir.
    Está claro: escribir puede ser muy divertido, pero ojalá fuera tan fácil como sentarse ante un teclado y empezar a «vomitar» ideas. Bueno, ojalá no, que entonces sí que todo el mundo se consideraría escritor y ya no habría manera de que a uno lo leyeran más de un par de generosas personas.
    ¡Un abrazo!

    1. Seguro que será una carta interesantísima. Eso de los palmeros me mosquea mucho, pero la gente no es tonta y reconoce cuando hay tongo detrás de según qué cosas.

      Por cierto, cuando quieras envíame Lázaro y me lo leo. Seguro que me gustará mucho. Tengo que leer «La cooperante» del tirón. A ver si un día me animo. ¡Un abrazo!

      1. Déjame que le dé un repaso y te lo envío. Ya me he puesto con ‘La cooperante’. Si puedo escribir esta semana con regularidad, lo acabo y lo cuelgo en mi blog o en Kobo gratis. Ya veré lo que decido. 😉

  2. Reblogueó esto en la recachay comentado:
    Ya ha llegado a mi «buzón» la nueva ‘carta a un escritor’ que me envía Toni Cifuentes. En ella dice cosas muy elogiosas respecto a mi escritura, habla sobre Con la vida a cuestas y sobre esos autores que marcan el estilo de un autor: los referentes. En la próxima, me referiré a los míos.

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