Buenos días, Benjamín:
Dos mil palabras en tu anterior carta. No está nada mal. La verdad es que disfruto leyéndote y se me hace muy ameno. Voy a intentar igualarte.
Lo primero, decirte que haces una labor encomiable leyendo y recomendando libros de autores independientes y desconocidos, como ya hiciste en su día conmigo. Cuando uno comienza se agradece muchísimo ese apoyo, ya lo sabes. Yo apenas puedo dedicarme a leer algunos blogs porque se me va mucho tiempo y requiero de mucha concentración a la hora de escribir. Puede sonar a excusa, pero es así. Últimamente estoy dejando pasar los días sin que escriba todo lo que desearía y leer blogs consume el poco tiempo del que dispongo. Lo siento, pero no puedo hacer otra cosa.
Me alegro mucho de que tu novela avance bien. Es complicado ponerse delante de un papel y esperar a que surjan las ideas, ¿verdad? Si tienes la suerte de haber encontrado un lugar y un momento idóneos para escribir, has ganado mucho. En la habitación donde estoy, con las persianas bajadas y la puerta abierta para dejar pasar algún soplo del aire acondicionado que tenemos en el comedor, aun así el sol castiga y hace calor. Resulta incómodo. Tengo ganas de que llegue el otoño, pero también estoy empeñado en avanzar todo lo posible y aprovechar este tiempo en que no estoy haciendo otra cosa.
Algo fundamental para todo escritor es precisamente tener un lugar perfecto donde poder concentrarse. Si estás escribiendo tres folios por hora, es que lo has conseguido. Yo también suelo hacer esos cálculos de “si escribo tanto tantos días, me sale…”, pero la mayoría de las veces no es realista porque hay etapas y etapas, por supuesto. Eso lo sabes bien. Pero ojalá que puedas escribir esas 180 páginas en un mes. Yo, aunque a veces lo incumpla, suelo intentar no hablar de lo que tengo entre manos y menos enseñarlo, más que nada porque, en muchas ocasiones, abandono el proyecto para pasar a otra cosa. Pero es porque yo escribo relatos. Si tuviera una novela entre manos vería interesante poder compartir determinadas partes para ver cómo reacciona la gente y fomentar el interés. Me he encontrado con escritores noveles que han ido publicando en línea conforme avanzaban y han tenido muy buena aceptación. Algunos (muy pocos, eso sí) incluso consiguieron llamar la atención de editoriales y ser publicados. Un escritor independiente tiene que buscar la forma de hacerse ver y destacar entre todo lo que hay. Así que todo vale. Como el chico que escribía en un escaparate (de estos he visto ya dos) o el que lo hacía boca abajo atado a una farola con una máquina de escribir antigua atada al cuello. Esto del final es mentira. Pero me parece que como sigan así las cosas uno va a tener que inventarse algo importante y estrafalario para destacar un poco. A lo mejor escribir bajo el agua sentado sobre una tortuga gigante o tecleando con la nariz mientras una cabra subida a la espalda se nos come el pelo. Yo qué sé.
Fotografía de Silvaliya (Flickr)
Yo tengo muchas ganas de ponerme con un proyecto mayor, como tú estás haciendo ahora. Dije que iba a hacerlo, pero al final desistí (ya ves: acabo de decirte eso de que no suelo decir lo que estoy escribiendo porque suelo cambiar a otras cosas). Y es que, debido al calor, prefiero finalizar proyectos que con un oportuno impulso de pocos días pueda terminar. Si me pongo con algo más largo, será planificándolo muy bien, tanto en lo referente al perfil de los personajes como al desarrollo de los capítulos y demás. Estoy casi seguro de que una buena planificación me permitirá sentirme más confortable y convencerme de que del tiempo empleado saldrá algo bueno. Por cierto, ¿cómo estás planteando tu novela? ¿Has desarrollado algún esquema, eres de los que escriben notas y las pega en un tablón de corcho, con hilos y demás, o has decidido dejarte llevar por los personajes? No digo que planificar sea la única forma ni la mejor, ni mucho menos. Sólo digo que en mi caso creo que me ayudará a tener las ideas claras y no abandonar un proyecto de este tipo como he hecho en más de una ocasión.
Creo que el problema de algunos libros de escritura es que precisamente hablan de un único modo de entender la creación y la labor del escritor. Muy pocos desarrollan en confianza que es una tarea personal e íntima de búsqueda. En el caso de los talleres hay profesores que imponen su método en lugar de desarrollar las capacidades del escritor y eso es lo peor que puede pasarle a un novato. Y esto me recuerda lo que comentas de los colegios. Estoy muy de acuerdo contigo: debería fomentarse una educación que tuviera por objetivo la búsqueda del potencial y la realización personal. Es cierto que un niño no tiene por qué saber qué quiere ser de mayor, pero probablemente un buen profesor formado y una enseñanza personalizada pueden ayudarle a descubrir qué sabe hacer mejor o motivarle para que lo descubra. Tu historia en parte toca este tema, ¿verdad? Me refiero al de las personas que buscan su camino. A veces pienso que en nuestra sociedad nos han hecho creer que hacerse mayor es olvidarse de los sueños que uno tenía de niño. Considerar todas las cosas que uno deseaba como tonterías de parvulario. Una pena. Se puede tocar con los pies en la tierra haciendo lo que a uno le gusta de verdad, sea lo que sea.
Y siguiendo con la educación, probablemente seríamos mucho más conscientes de a quiénes votamos y por qué si tuviéramos una buena enseñanza. La verdadera historia de España, sobre todo la que se refiere al franquismo, ha sido ocultada por unos señores de azul, muy trajeados y engominados y muy interesados en que no se tenga conciencia real de lo que pasó a partir de 1936. Supongo que de saber de dónde vienen muchos, algunos se lo pensarían un poco mejor a la hora de votarles creyendo que son buena gente y están ahí porque son los mejores.
Tocas otro tema de actualidad muy duro: el de Gaza. Muchas veces los seres humanos somos algo bastante nauseabundo. Estaría bien que, como opinaba Asimov, nos viéramos todos como habitantes del planeta Tierra y no como habitantes de un pedacito minúsculo de territorio enfrentados a otros habitantes extranjeros de otros minúsculos territorios. De tener conciencia no como personas individuales sino como seres humanos en una comunidad global, tal vez seríamos muchos más solidarios. Es curioso que la globalización ha conseguido que tengamos acceso a cosas que antes se nos hubieran negado ver y conocer, lo que ha conseguido hacernos más libres, pero por otro lado no ha creado esa idea de que todos somos iguales. Si mal no recuerdo, Asimov reflexionaba sobre este asunto llevándolo más allá y confesando que el creía que la única manera de alcanzar esa conciencia global sería tener un enemigo exterior. Que la lucha contra una forma de vida extraterrestre que quisiera dominarnos nos unificaría al fin. Es decir, que la guerra era la única forma de que el ser humano se sintiera como una única especie. Muy triste, la verdad. Aun así, tenía el deseo de que alguna vez los motivos fueran diferentes y el mundo viviera en paz. Se murió con la fuerte esperanza de que fuera así.
Fotografía de Santi MB (Flickr)
(ATENCIÓN: ROLLACO CHUNGO.) El capitalismo, la posesión de objetos y su comercio para la obtención de riqueza son el origen de los mayores avances del mundo, pero también de los peores. La guerra nació con la posesión y el mercadeo. Ahora con el tema del avión derribado en Ucrania por un misil que nos deja trescientos muertos vemos, una vez más, lo que es el capitalismo: los ingleses les dicen a los franceses que dejen de fabricarles barcos a los rusos y los franceses les dicen a los ingleses que ya si eso sean ellos los que cierren las puertas en la City a los multimillonarios rusos que se pasean por allí a sus anchas comprando equipos de fútbol y tal. Ni Francia ni Inglaterra van a hacer nada porque tienen importantes intereses comerciales en Rusia. Que les den a los muertos, pensarán, que ya están muertos. Y lo que está ocurriendo en Gaza voy a dejarlo de lado porque entonces empezaré a lanzar insultos y me subirá mucho la tensión. Un mundo de asco por culpa del capitalismo que tantos defienden porque dicen que el comunismo es peor y ha matado a más gente. Desde luego el capitalismo -si nos remontamos a lo que yo considero su origen hace un buen puñado de tiempo- ha matado a más personas. Cristóbal Colón me parece que no era comunista, por poner un ejemplo. Y a pesar de todo, me parece que el capitalismo está bien pero necesita de unas reglas establecidas por unos señores que no sean lobos sino esos representantes a los que algunos votamos y elegimos para que nos defiendan. El problema, es verdad, no está en el capitalismo en sí, que es un monstruo sin escrúpulos con un hambre voraz. Está en los políticos que miran para otro lado e incluso le abren el camino y se ponen de rodillas a lamerle los genitales peludos y llenos de pus porque luego recibirán su parte del pastel. Ése es el gran problema de este mundo: los políticos que se venden al mercado y a sus propios intereses y a los de sus amiguitos a quienes les deben muchos favores. (FIN DEL ROLLACO CHUNGO.)
Gracias por considerarme escritor. Lo mío es una cuestión masoquista. Algo personal. Yo también pienso que no es más escritor quien ha publicado más o vendido más. Por esa regla tendría que considerar a Ana Rosa Quintana o a Belén Esteban como grandes escritoras. Y en realidad, considero antes a un vejete que lleva sobre sus espaldas cientos de poemas y cuentos y que no ha publicado nunca porque no le ha interesado o porque nadie se ha fijado en él ya sea por su calidad o por una cuestión de mercado. Claro, hay muchos escritores, igual que pintores, escultores, músicos y demás, y lo importante es que disfruten con lo que hacen y que no anhelen más que el simple hecho de disfrutar haciéndolo porque pueden llegar a frustrarse. Estoy contigo, desde luego. Ni siquiera deberíamos aspirar a más los que escribimos con un ánimo de intentar ganarnos la vida, si eso es posible. Deberíamos hacerlo por el simple placer de escribir. Luego, lo que tenga que venir, vendrá.
Rosa Montero ha escrito un buen principio. Ahora le toca escribir un buen desarrollo y un buen final. 🙂 Creo que a veces leo novelas pensadas para vender nada más. No digo que sea el caso de Rosa Montero, pero no puedo creerme que se conviertan en éxito determinadas novelas si no es por una muy buena estrategia comercial y un fuerte respaldo de los medios que comparten amo con las mismas editoriales que publican esas novelas. Pero como dijo no me acuerdo bien quién: si las buenas novelas te hacen creer en la literatura, las malas te dan ánimos para seguir escribiendo. Rosa Montero sacará su novela sí o sí, ya tenga un desarrollo pésimo o un final desastroso y casi seguro que tendrá éxito; eso es a lo que me refiero. Y, oye, me alegro un montón por ella. Como dices, por ahora tiene un principio con mucha fuerza.
Esta semana pasada he vuelto a enviar a un concurso dos relatos cortos de menos de tres páginas. Ya los tenía escritos y me topé con el certamen en uno de mis rastreos internáuticos. En cuanto a la escritura en sí, estoy intentando terminar una historia que comencé en mayo de 2011 y que dejé abandonada. Llevo más de 9.000 palabras y espero poder terminarla en estos días.
En cuanto a las lecturas, el libro de Sampedro de Escribir es vivir lo terminé, pero mientras lo hacía me atrapó uno de Miguel Gila. Es un libro suyo autobiográfico fabuloso, un intenso reflejo de una época y de una España que, por fortuna, muchos no hemos vivido. Está escrito de una forma magnífica (Gila fue finalista de un premio Planeta hace muchos años cuando el premio Planeta podía tomarse más en serio), y creo que es uno de esos pocos libros que se tienen que leer para saber más de la vida. Me sorprende la memoria que tenía y muchas de las cosas que cuenta. Un libro genial, como lo era él.
Por cierto, una pena lo que está ocurriendo con esas librerías que apuestan por escritores independientes. Aunque creo que, en realidad, es algo que está pasando con muchas librerías pequeñas que no pueden competir contra los grandes centros de venta y las librerías en línea. En Antequera alguna que otra ha caído y las que sobreviven lo hacen por la venta de material escolar y de oficina y la impresión digital. Nosotros teníamos (y tenemos) el sueño de montar alguna vez una librería. Pero hoy día eso es algo impensable si uno quiere vivir de ello. Todavía está por ver hasta dónde llega el libro digital y qué respuesta dan las editoriales. El libro electrónico me parece que no ha explotado del todo y, como siempre, los editores esperarán hasta que la mierda les cubra la cabeza para empezar a quejarse y tomar decisiones. Me temo lo peor, pero a lo mejor el futuro beneficia a los lectores e, incluso, a los escritores. Ya se verá.
Ya ves, aquí termina esta carta, creo que un poco más larga que la tuya. A quien haya terminado de leerla entera le mando un afectuoso abrazo y una ovación. Otro para ti, por supuesto. Y la ovación, también.
Espero tu respuesta. ¡Un abrazo!
Toni.-
Vamos a tener que plantearnos seriamente lo de hacer un libro con estas cartas, ¡jajaja! Antes de responder la volveré a leer con atención (como hago siempre) para no dejarme nada en el tintero, porque tocas muchos temas y todos muy interesantes. Desde luego, comparto tu visión del mundo y del daño que la interpretación del capitalismo que hacen los poderosos está infligiendo a los no poderosos. Esto tiene que acabar, no es sostenible mantener este comportamiento tan mezquino como especie.
Por cierto, te avanzo que lo de las 180 páginas por mes es una utopía. Ni de coña, vamos. Me conformaré con bastantes menos.
¡Un abrazo!
Desde luego, a una posible publicación, no me opondré. 🙂 Si le puede interesar a alguien leernos, puede ser una buena idea. Ya lo hablaremos con calma. Y aunque no sean 180 páginas, por lo menos que sean unas cuantas, ¿no? Yo ya me conformo con 1000 palabritas cada día. Espero tu carta, por supuesto. ¡Un abrazo!
Reblogueó esto en la recachay comentado:
Nueva carta de Toni Cifuentes. La sexta ya en esta enriquecedora correspondencia entre escritores.